El primer signo de protesta se produjo en 1791 cuando Olimpia de Gouges proclama ante la Asamblea Nacionalla Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, que son los mismos que los Derechos del Hombre y el Ciudadano. Pero si la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano se fue imponiendo a lo largo del siglo XIX, los de la mujer no.
La lucha de las mujeres durante el siglo XIX, se centró en conseguir el derecho al voto. Fueron las famosas sufragistas las que se extiendieron por toda Europa y Estados Unidos. Este movimiento tuvo su carta de nacimiento el 19 de julio de 1848 en Séneca Falls (Nueva York). La reunión de Séneca Falls fue convocada como respuesta al rechazo que soportaron dos activistas antiesclavistas en un congreso celebrado en Londres en 1840, sólo por el hecho de ser mujeres. Se redactó la Declaración de sentimientos, en la que se plasmaron sus reivindicaciones: acabar con todas las leyes que producen su infelicidad, lo que impide ocupar la posición social deseada; reconocer la igualdad de sexos; obtener una educación completa; poner fin a la doble moral vigente; abrirse camino en empleos lucrativos; y obtener el derecho a votar. La lucha por el voto era una cuestión central, ya que se consideraba que si un político dependía de sus votos para salir elegido atendería sus peticiones.
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